miércoles, 23 de mayo de 2012


TRISTES HOMBRES
El resto de animales. Aquellos seres cuya existencia tiene tan poco que ver con la existencia humana, pero aun habiendo un abismo de por medio, les necesitamos para satisfacer una serie de demandas que, a menudo, son poco determinantes para nuestra supervivencia. Sin aludir a la condición omnívora de los seres humanos, los cuales en un ejercicio de eticidad o de rechazo pueden elegir comer carne o no, me refiero a la acción humana en relación a la destrucción de hábitats naturales y , por consiguiente, a la derivada extinción de especies animales. El deterioro y, en última instancia, la destrucción de estos hábitats es causada por alteraciones como la contaminación ambiental, la progresiva e imparable construcción de infraestructuras asociada a la urbanización, la deforestación y una lista de actividades que , directa e indirectamente, afectan a la sostenibilidad existencial de la amplia totalidad de especies del Planeta. Quizá existan individuos que leyendo lo anterior discrepen al respecto ya que la construcción de infraestructuras, por ejemplo, supone  un hecho claramente determinante para la optimización vital de los seres humanos. Pues bien, permítanme decirles  que  más determinante sería la contención de la actividad humana en lugares naturales y más relevante sería el mantenimiento existencial de especies en vías de extinción- en vías y no en peligro, ya que puede conducir  a un grave error pensar que una especie al estar en peligro no esta inmersa, de manera total,  en el proceso de extinción. Pues sí, lo está y muy posiblemente será una especie que existió. Solo eso, una especie que se verá en fotografías en un futuro no muy lejano-. Y déjenlo ahí, por favor. No aceptaría, de ninguna de las maneras,  un cuestionamiento sobre la hipotética importancia de urbanizar lugares naturales. No mientras los lugares desocupados de varias ciudades  españolas, por ejemplo, puedan dar cobijo a gran parte de las personas sin hogar de nuestro país.
Por tanto, se considera parcialmente verdadera la definición que la mayoría de individuos realiza al aludir al maltrato animal. Yendo más allá de lo acontecido puntualmente y en casos particulares, sería importante que la gente entendiera que el maltrato animal no es solo la violencia física ejercida contra estos, sino que atiende también a la continua degradación que la humanidad causa en los hábitats naturales, por medio de la constancia destructora a la que sometemos al resto de especies animales evidenciando, una vez más, la irracionalidad humana. Consciente e inconscientemente siempre maltratamos al resto de animales.   

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