El acoso escolar (en inglés
bullying) es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido
entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado.
Estadísticamente, el tipo de violencia dominante es el emocional y se da
mayoritariamente en el aula y patio de los centros escolares.
El término proviene del inglés
“Bully” que significa “matón” o “acosador”. Es empleado para describir
cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre
escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Esta práctica
incluye desde bromas pesadas, ignorar o
dejar deliberadamente de hacer caso a alguien, hasta los ataques personales, e
incluso los abusos serios.
El primero en estudiar este
fenómeno fue el psicólogo Dan Owles, en 1973. En España, el primer estudio
oficial fue realizado en 1999 por el Defensor del Menor.
Estudios realizados en 2004 por
el departamento de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense en
colaboración con el Instituto de la Juventud (INJUVE), muestran que el acoso
sucede diariamente y se da fundamentalmente entre alumnos de edades
comprendidas entre 6 y 17 años. Aunque la edad de mayor riesgo de que se
dé este tipo de maltrato es entre los 11 y los 15 años. (Puedes leer el estudio completo pinchando aquí)
Algunos de los datos más
significativos, y preocupantes, recogidos es este estudio son:
·
El 5,7 % de los estudiantes españoles reconoce
agredir cada semana a alguno de sus compañeros con insultos, golpes, acoso
psicológico o aislamiento del grupo.
·
El 90% son testigos de una conducta de este tipo
en su entorno
·
El 30% han participado en alguna ocasión, ya sea
como víctima o cómo agresor
·
Entre el 25 y el 30% de los estudiantes del
primer ciclo de ESO afirma haber sido víctima de agresiones alguna vez
·
El 5’6% es emisor o receptor de una intimidación
sistemática
·
El 34’6% de los alumnos reconoce que no pediría
consejo a su profesor en caso de encontrarse en una situación de violencia
·
Exclusivamente un 33% de los que lo sufren son
capaces de denunciarlo
·
El 37% de los niños cree que no devolver los
golpes es de cobardes
No obstante lo más importante de
este fenómeno no es la acción en sí misma, sino los efectos que produce entre
sus víctimas. Las consecuencias psicológicas para las víctimas de bullying
repercuten directamente sobre su aprendizaje y desarrollo personal, ya que:
·
Suelen presentar dificultades emocionales,
comportamentales
y sociales.
·
La autopercepción de rechazo provoca mayor ansiedad
y depresión, lo que se refleja en un bajo
autoconcepto positivo y un alto autoconceto negativo.
·
Suelen manifestar ansiedad, depresión,
retraimiento
y soledad.
·
Bajo rendimiento académico y una menor
adaptación escolar.
Todos estos aspectos, que
inevitablemente influirán de manera negativa el desarrollo psicosocial de la
víctima, deberían acentuar la preocupación social por erradicar estas
situaciones de acoso escolar.
Existen varias tipologías de acoso escolar:
·
Intimidación verbal: insultos, motes, rumores,
hablar mal de alguien...
·
Intimidaciones psicológicas:
Amenazas para provocar miedo, obtener algún objeto o dinero, u obligar a la
víctima a hacer cosas contra su voluntad.
·
Agresiones físicas: ya sean
directas (peleas, palizas, agresiones menores como collejas, cachetes...) o
indirectas (destrozo de materiales personales, pequeños hurtos...)
·
Aislamiento social: bien sea
impidiendo al menor a participar en determinadas actividades o ignorando su
presencia
·
Ciberacoso: uso de la
información electrónica y medios de comunicación (como correo electrónico,
redes sociales, blogs, sms, etc.) para acosar a un inducido mediante ataques
personales u otros medios.
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