Es
realmente curioso el cambio evolutivo que ha sufrido la enseñanza a lo largo
del tiempo.
Antiguamente los maestros eran un referente de
autoridad al que todo alumno debía prestar obediencia absoluta. Incluso eran
los propios padres de los alumnos los que daban permiso a los maestros para
castigar físicamente a sus hijos si estos no hacían la tarea o no se
comportaban correctamente. Junto a los padres, los maestros eran los encargados
de educar a los niños y jóvenes según las creencias e ideales establecidos
socialmente como correctos.
Hoy
en día vemos algunas de las prácticas de enseñanza o castigos que estos
maestros utilizaban como desmesurados para cualquier niño, como por ejemplo los
capones o los golpes con la regla. En cambio no reaccionamos cuando en la
actualidad continúa existiendo esa forma de maltrato sólo que con un cambio de
papeles.
Según el Colegio de Profesores,
en la actualidad se tramitan dos o tres denuncias cada semana de profesores
maltratados física y sicológicamente por parte de sus alumnos. Este número
aumenta durante los últimos tres meses
de clases, cuando los alumnos y padres se vuelven más agresivos, principalmente
porque se enfrentan a la situación académica que viven sus hijos y por el
estrés acumulado durante el año.
Aunque
la violencia no es necesariamente la única de incitar a niños y jóvenes a
faltar el respeto o a agredir a sus maestros. También influye el poder que los
adultos les otorgan, haciéndoles sentir en todo momento que son intocables y
que no pueden tomar represalias contra ellos.
En la actualidad la práctica asociada al maltrato
académico que más se practica es la difusión en Internet de imágenes
denigrantes de profesores, sobre todo de la enseñanza secundaria. Esto se
propagó por el uso generalizado del teléfono móvil y las redes
sociales, según la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD)
Según
las estadísticas del Defensor del Profesor en el periodo septiembre
2008-febrero 2009, Un 12% del profesorado cree que las grabaciones y fotos en
Internet es uno los principales problemas a los que se tienen que enfrentar,
cifra que aumenta cada año.
La violencia escolar es un
problema afecta a todos los países igualitariamente sea cual sea su grado de
desarrollo, así como el sexo de sus víctimas.
Entre un 10 y un 20% de los
factores de riesgo son asociados con la monoparentalidad,
aunque pertenecer a un colectivo social de riesgo no conduce necesariamente a
ser una persona violenta. La existencia, por otro lado, de aulas-gueto, o la falta de estabilidad en los equipos docentes,
acentúan el problema. Por tanto se convierte también en un problema
organizativo.
A efectos legales hoy en día no
existe una igualdad entre profesores y
alumnos que cometen este tipo de agresión o maltrato, aunque muy lentamente la
ley ha ido modificándose en consideración de los profesores como nuevas
víctimas del maltrato escolar. En
diciembre de 2008, la Fiscalía General del Estado mandó una circular a los
fiscales para que considerasen que los profesores de los centros públicos
tienen la condición de autoridad a efectos penales. De ahí que se utilice la
palabra “atentado” cuando es un
alumno el que maltrata a un profesor.
Según el
Código Penal, se considera culpable de
atentado a quien emplee la fuerza o intimide gravemente a "la autoridad, a
sus agentes o funcionarios públicos”
El profesor teóricamente está
protegido por la Ley 18.834, que en
su artículo 84 señala que “los
funcionarios tendrán derecho a ser defendidos y a exigir que la institución a
la que pertenezcan persiga la responsabilidad civil y criminal de las personas
que atenten contra su vida o su integridad corporal, ya sea por el desempeño de
sus funciones, o que los injurien o calumnien en cualquier forma”. Pero en
la práctica El profesorado no dispone de suficiente respaldo ante estas agresiones. Muchos no denuncian para protegerse
de posibles represalias
La conclusión que podemos
observar que el maltrato tanto físico como psicológico ha existido durante
todas las etapas históricas en el ámbito escolar y sigue existiendo
actualmente, aunque con un cambio de papeles. La educación de los niños
comienza siempre en casa, y no es responsabilidad del profesor, el cual tiene
la función de enseñarle el programa de su asignatura y no normas de
convivencia. Dado esto, las leyes deberían endurecerse para los menores,
La Justicia debería crear
juzgados especializados para tratar los temas de violencia escolar. Y la
administración debería dar soluciones efectivas para los escolares que no
quieren continuar.
Por otro lado debería existir la contratación
de más personal no docente como mediadores
culturales o educadores sociales y planes específicos, y programas de
cualificación profesional para menores de 16 años.
No
debemos mirar hacia otro lado sea quien sea el maltratador, tenga 15 años o 50,
debemos denunciar este tipo de acoso para reparar el pilar principal de la
enseñanza que actualmente se encuentra inexistente: EL RESPETO MUTUO.