INJUSTIFICABLE
Maltratar,
según la Real Academia Española, es “dar un mal trato, dañar o estropear con
las palabras o con los hechos”. El maltrato, por tanto, puede ser físico o
psicológico, y este supondrá la anulación de los valores racionales y humanos
que deben caracterizar a todo individuo que se halle en su sano juicio.
Posiblemente, el problema resida en la normalización del maltrato por aquellas
personas que, en algún momento de su vida, han sido víctimas de este y que -
habiendo interiorizado conductas dañinas y perjudiciales para otras personas- utilizan el maltrato físico, por medio de la
violencia, o el maltrato psicológico, por medio del escarnio constante. Se debe
entender que el haber sido víctima de tratos denigrantes y dañinos, no permite
y mucho menos justifica acciones que supongan maltrato a otras personas , animales
o elementos ambientales. Por
consiguiente, se define importante pasar de la justificación –la cual
caracteriza las acciones de los sujetos que utilizan el maltrato como medio de
expresión-a la evitación de dicho maltrato por medio de la concienciación
y la instrucción, la cual dote de una
serie de conocimientos y valores racionales (merecedores de ser considerados
valores humanos), a aquellos sujetos que maltraten o entiendan el maltrato como
algo excusable.
Como seres
observadores y presumiblemente
racionales que somos- teóricamente deberíamos serlo, pero en ocasiones se puede
asemejar la capacidad reflexiva de las personas
a la de las piedras- podemos distinguir entre aquello que supone un daño
a otra persona, animal o elemento
ambiental y aquello que no y, eliminando toda posibilidad justificativa para
aquellos que se amparen en la imposibilidad de distinguir entre lo dañino y lo
beneficioso, las personas que han normalizado el maltrato también pueden saber
cuando un trato se convierte en maltrato. Por ejemplo- en relación con el maltrato a personas-, un padre el cual pega a su hijo sabe que le
está haciendo daño, pero puede pensar que las consecuencias derivadas de ese
maltrato serán positivas para el pequeño. Se trata, en definitiva, de entender
que las consecuencias del maltrato nunca, y aquí pondremos especial énfasis,
NUNCA serán positivas.