En 1979, el Gobierno chino fue
consciente de que si no limitaban la población o la reducían se acabaría
produciendo un enfrentamiento por el alimento, debido a la desorbitada tasa de
población que se alcanzaría en un territorio tan reducido. Para evitar que se
diera esta situación, el Comité Central del Partido Comunista en China aprobó
un decreto, que obligaba a las familias a tener un solo descendiente (lo que se
conoce como política del hijo único).
El gobierno chino emprendió
muchos esfuerzos para que esta ley fuese cumplida, lo que desembocó en una
oleada de coacción y violencia hacia una inmensa cantidad de población china.
Muchas madres embarazadas fueron forzadas a abortar (incluso estando a pocos
días del parto de su bebé); se mataba a los niños todavía estando en el vientre
de sus respectivas madres, quienes daban a luz a hijos muertos que las
autoridades se encargaban de hacer desaparecer; recién nacidos a los que se les
introducía en un cubo de agua antes de que pudieran respirar por primera vez o
a los que se les ponía una inyección letal que acababa con sus vidas. Mujeres a
las que se les esteriliza, sin su consentimiento ni conocimiento, en el
transcurso de otros tratamientos médicos. Hombres que son encarcelados hasta
que sus mujeres se someten al aborto o a la esterilización. Familias a las que
se les deja sin agua ni electricidad hasta que aceptan abortar...
Otra de las consecuencias que trajo
consigo la política del hijo único fue el abandono masivo de niñas. Tradicionalmente,
en la cultura china las mujeres siempre han sido ciudadanas de segunda clase
relegadas a los hombres, puesto que éstos eran los que perpetuaban la estirpe y
los que se encargaban de la economía familiar. Esta herencia ha llegado hasta
el siglo XX, incluso hoy día sigue existiendo. Las mujeres suponen una carga
económica para la familia hasta que se casan, por tanto, como las familias sólo
podían tener únicamente un descendiente, preferían que éste fuera varón. Cuando
un matrimonio tenía una hija, o un hijo discapacitado, bien la mataba (en los
casos más extremos), o bien la abandonaba. Las niñas abandonadas tenían dos
posibilidades para sobrevivir: eran recogidas por bandas callejeras que las
utilizaban en la mendicidad, o eran acogidas en orfanatos.
En 1995, se pudo ver en España un
documental (Las habitaciones de la muerte)
que hizo sacar a la luz las condiciones infrahumanas en las que mantenían a los
niños en estos orfanatos. Mantenían a las niñas atadas con las piernas abiertas
(para que pudieran hacer sus necesidades) en sillas debajo de las cuales tenían
puesto un orinal, las dejaban tumbadas de manos y pies atadas, sujetándolas el
pecho con una especie de corpiño para mantenerlas erguidas; metían a varios niños en una misma cuna en
habitaciones que alcanzaban los 40ºC, o abandonaban a los niños enfermos en una
habitación hasta que morían a causa de la propia enfermedad o de inanición. En
algunas ocasiones ni siquiera separaban a los niños moribundos del resto, sino
que morían junto a los demás hasta que alguien retiraba los cadáveres.
Gracias a este documental (que
recomiendo y puedes ver pinchando
aquí ) se dio a conocer en una gran cantidad de países la situación que
vivían estas niñas, provocando una oleada internacional de adopciones de niñas
chinas. Por otro lado, aunque el gobierno chino nunca reconoció oficialmente
que se dieran tales situaciones en sus orfanatos, tomó diversas medidas al
respecto: fomentó las adopciones internacionales, lo que supuso un boom internacional
de adopción de niñas chinas, convirtiéndose China en el país en el que más
adopciones internacionales se realizan, a pesar de que el sistema es lento y
caro.
Otra de las consecuencias de la ley del hijo único es un envejecimiento
de la población en estos últimos 20 años, y un fuerte desequilibrio de sexos (un
estudio revela que en china hay 32 millones más de niños menores de 20 años,
que de niñas) que puede llegar a tener consecuencias muy negativas en un futuro.
Esto ha hecho que el Gobierno chino implante una serie de medidas para intentar
reducir el número de abandonos o asesinatos de niñas, al mismo tiempo que
fomentan la adopción nacional en detrimento de la internacional:
·
La relajación
de la ley de natalidad, que hace que en determinados casos (como el
nacimiento de una primogénita o de un primogénito discapacitado) se permita la
concepción de un segundo hijo.
·
Elevadas
multas a quienes se salten la ley del hijo único. Si esta multa no se
paga el niño no podrá ser registrado como ciudadano chino, impidiendo todo lo
que ello conlleva (como la escolarización).
·
El
incremento de la disposición de las familias chinas a adoptar, lo que
ha hecho reducir el número de adopciones internacionales, ya que los requisitos
de adopción para padres no chinos se han endurecido y ha hecho que aumente el
tiempo de espera de adopción internacional, pudiendo llegar hasta los cuatro
años. Con ello se ha reducido el nº de adopciones entre el 50% y el 80%.
·
Endurecimiento
de los requisitos de adopción internacionales, como: tener menos de 50
años, estar casados, no haber tomado medicamentos antidepresivos en los dos
últimos años, no padecer obesidad, no ser ciegos, sordos y/o mudos, personas a
las que les hayan trasplantado un órgano hace menos de 10 años (y si ha habido
un rechazo del órgano, aunque lo hayan superado no pueden adoptar)...
Si quieres conocer todos los
requisitos actuales que se solicitan a las familias adoptantes de niñas chinas pincha aquí .
Actualmente, cada vez más familias chinas se oponen a la ley del hijo único, incluso algunas lo han llevado a los tribunales. (Recomiendo ver el video de esta noticia pinchando aquí ).
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